martes, 1 de septiembre de 2009

La lampara maravillosa



Estaba Aladino paseando tranquilamente por el desierto cuando, de pronto, se encontró con una lámpara maravillosa. Tras encenderla, una voz le dijo:

- Aladino, soy una lámpara maravillosa y puedo concederte todos los deseos que quieras.

Aladino se puso muy contento y empezó a pedirle deseos. El primero que se le ocurrió, ya que tenía hambre, fue que le consiguiera algo de comida. La voz que salía de la lámpara dijo:

- De acuerdo. Escribe en Google “Mercadona” y luego, cuando te salgan todos los establecimientos, elige el que quede más cerca de tu casa y empieza a pedir cosas.

Efectivamente, al cabo de poco tiempo, un camión le llevó a la jaima en la que vivía todo lo que había pedido. Luego Aladino dijo:

- Lámpara maravillosa, ahora quiero que una chica joven y agraciada venga y me acaricie la espalda. También quiero charlar con ella de las novelas realistas del siglo XIX.

- De acuerdo. Entra en Myspace o en Facebook y habla con alguna que esté dispuesta a hacerlo. Siempre hay un roto para un descosido. En estos lugares hay varios rotos para cada descosido.

Efectivamente, al poco tiempo una chica joven y agraciada llegó desde un lugar remoto y se puso a acariciarle la espalda. Era una experta en novelas realistas del siglo XIX y juntos se pasaron muchas horas charlando sobre el tema.

Luego Aladino fue pidiendo más y más cosas. Desde enviarle una carta a sus padres, que vivían en Damasco (la lámpara le recordó que pusiera la arroba) hasta música de los Rolling Stones pasando por una película de Superman.

Más tarde Aladino decidió que le apetecía saber cómo continuaba la letra de la canción “Tengo una vaca lecheraaaaaa”. Al instante lo consiguió, en 2564777 sitios diferentes y en 0,23 segundos. Posteriormente Aladino quiso conocer el estado del tiempo en su oasis, algún poema de Edgard Allan Poe, el significado de la palabra “onomatopeya”, la historia de los batusis, y muchas cosas más. A todo respondía con gran celeridad la lámpara maravillosa.

Aladino quiso poder charlar con algunos amigos en multiconferencia, obtener una fotografía del cielo desde el Hemisferio Sur, enterarse de las noticias de su oasis en la televisión local, conocer el estado de su cuenta corriente, pagar sus impuestos y muchas otras cosas más. Todo era posible mediante su lámpara maravillosa.

Realmente Aladino había tenido mucha suerte. Pensó en que su abuelo se sorprendería mucho si se hubiera enterado de su existencia y lo habría hecho todavía más si supiera que había muchas lámparas maravillosas en el bazar de la cashba de cualquier pueblo. Y todo por unos cuantos cientos de dirhams.

También se puso a pensar qué sorpresas tendría él mismo cuando su nieto le contara lo que era capaz de hacer un objeto que se habría encontrado paseando por el desierto muchos años después.

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